Zoques y Choles de Tabasco. Entre el mito y la historia


Zoques y choles de Tabasco. Entre el mito y la historia

Daniela Maimone Moroni

La antigua área de expansión de los zoques comprendió la costa de Chiapas hasta Guatemala, el Istmo de Tehuantepec, el sur de Veracruz, el suroeste de Tabasco y el centro noroccidental de Chiapas. En los límites de Chiapas y Tabasco, en el municipio de Huimanguillo, se encuentran petrograbados que indican un asentamiento humano entre el 600 y 900 D.C. Los incensarios (Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer) hallados en las cuevas de la sierra tabasqueña, en particular en Tapijulapa, catalogados como mayas, pueden ser de procedencia zoque. El arqueólogo Eladio Torreros Espinoza, quien desde 1986 hizo un reconocimiento arqueológico en los municipios de Tacotalpa, Teapa y Amatán, Chiapas, afirma que hay 85 cuevas registradas entre Teapa, Tacotalpa y Amatán que constituyen las principales evidencias arqueológicas que tendría la cultura zoque. Según el arqueólogo la falta de grandes construcciones de esta etnia en la región probablemente se debió a que las cavernas sustituyeron los templos, pero se puede afirmar que en realidad conformaban un espacio sagrado natural y primigenio, morada de seres sobrenaturales, que no necesitaba construcciones artificiales, tal como plantea también la narrativa tradicional, compartidas y visitadas no sólo por los grupos zoques sino también mayas, como indican los vestigios arqueológicos. Incursiones de grupos mayas, zapotecos y chiapanecas redujeron el territorio zoque y lo sometieron al pago de tributo. La llegada de los españoles en el siglo XVI redujo aún más su territorio y aumentó el monto de sus respectivos tributos. La capital de una de las principales tribus zoques era Quechula, actualmente bajo las aguas de la presa de Malpaso; se trataba de la capital de la casta guerrera que se ubicaba en los valles de Ocozocoautla y La Ciénega. En el desaparecido municipio de Francisco León, enterrado por la Daniela Maimone Moroni 12 erupción del volcán Chichonal, se encuentran las ruinas de la antigua ciudad. Otra jefatura de la clase guerrera se asentó en el actual municipio de Cunduacán, Tabasco.


Los zoques y choles de Tabasco comparten una identidad que revela una historia común no escrita en documentos, sino narradas a través de la memoria colectiva, que convierte a personajes, seres sobrenaturales, acontecimientos, en símbolos de una identidad propia. Su interacción reconfigura el territorio que se define como un espacio estructurado geográficamente y económicamente, escenario de la vida social y cultural, valorizada de múltiples maneras. En la Sierra de Tabasco los actuales descendientes zoques y choles generan una identidad étnica que, según Barth, se identifica con la continuidad de sus fronteras, generando procesos de interacción interétnica y no por diferencias culturales, que marcan o definen tales fronteras. Según el mismo autor desde una perspectiva histórica o diacrónica, se comprueba que los grupos étnicos modifican los rasgos fundamentales de su cultura manteniendo al mismo tiempo sus fronteras; es decir, sin perder su identidad. Un grupo étnico puede adoptar rasgos culturales de otros grupos, como el idioma y la religión, y continuar percibiéndose y siendo percibido como distinto de los mismos, por lo tanto la conservación de las fronteras entre las etnias no depende de la permanencia de sus culturas.

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