A principios del año 2020, comenzó a nivel mundial uno de los episodios de salud, que muchos nunca pensamos que se pudiera repetir en la historia; sí, una pandemia que nos llegó por sorpresa y que, aunque en un inicio se pensaba que en corto tiempo se controlaría, la realidad es que a la fecha (2022) aún continúa ocasionando innumerables contagios y muertes.
Esa situación nos llevó, principalmente en el primer año, a dejar nuestra forma de vida cotidiana, cambiándola por una que se adecuara al encierro permanente al que nos vimos sometidos. Eso provocó diversas reacciones y modificaciones de conducta, desde depresión, enojo, incertidumbre, entre otras; sin embargo, también sirvió para que las personas en muchos sentidos volvieran a comunicarse y conectarse con sus cercanos, reconocerse y disfrutarse. Desafortunadamente en este proceso se han perdido muchísimas vidas, lo que también causa una sensación de tristeza cercana y comunitaria.
Es dentro de este marco de innumerables sensaciones y sentimientos que nació la idea de recordar episodios de nuestra infancia y darlos a conocer, quizás inconscientemente, en la búsqueda de alguna motivación que nos hiciera ver, dentro de la terrible situación que enfrentábamos, que había cosas maravillosas que podíamos expresar y que formaban parte de nuestra historia personal que valían la pena. Y en ese afán de retornar a compartir, sabernos parte de una comunidad valiosa y quizás al comunicarlos tener esperanza y fuerza para salir adelante, o quizás por lo menos tener algo agradable en que pensar.
Cuando por primera vez tuve la iniciativa de invitar a personas queridas que me rodean a plasmar en papel algo que en su infancia recordaran y/o los hubiera marcado, nunca me imaginé la respuesta tan favorable para ese primer libro que se formó con 24 excelentes y emotivos relatos.
Al presentar ese primer libro, el entusiasmo que provocó fue tal que comenzaron a llegar a mi correo nuevos relatos, algunos de los que ya habían escrito en el primero, pero también de otros amigos que al leerlo se habían animado a compartir su anécdota.
Así es que, con gran satisfacción, pongo en sus manos, éste que es el segundo libro de la antología de relatos Cuando fuimos niños Vol. 2, con 27 nuevas historias. Espero puedan los lectores identificarse con algunas de ellas, y les haga revivir momentos que siempre valdrá la pena recordar.
Eternamente agradecida por acompañarme de nuevo en esta aventura a los colaboradores en el diseño de la portada (Diego A. Martos Yoma) y editor (Luis Armando Suárez A.), que no solo contribuyeron desinteresadamente con su trabajo y conocimiento sino también con un pedacito de… “aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas”, como dijo un catalán, al igual que a todos los queridos relatores.
Ma. Rebeca Yoma Medina
Libro impreso $100